Entradas populares

viernes, 23 de mayo de 2014

DESDE MI CALLE


JORNADA DE REFLEXION



Este domingo día 25 de Mayo del 2014, se convoca a la ciudadanía española a unas elecciones  de las que saldrá el Parlamento Europeo.

Anteriormente y durante 15 días, las diversas formaciones políticas que se presentan a esas elecciones, han he hecho lo que se denomina "campaña elctoral". Han sido días de debates, enfrentamientos verbales, explicaciones, pocas, de sus programas. Ha habido oradores que con sus palabras han pretendido acercarse a la gente. Días de diálogo, encauzando éste a los suyos, a los que consideran afines a sus políticas. Sus discursos han sido, en su mayoría, llenos de ésa energía que les da el saber que hablaban para aquellos que deseaban escuchar palabras optimistas, incluso que aplaudían cuaando, innecesariamente atacaban verbalmente a sus oponentes, como una reivindicación de su personalidad diferenciada de la de ellos.

Por fin llega el sábado, día llamado de "reflexión". Hacen mentalmente un balance de su "campaña". Agunos contentos con ella. Otros en cambio, no tanto. Todos piensan que lo podrían haber hecho algo (o mucho) mejor. En su interior, consideran que los compromiso que tenían al comenzar la misma, no lo han realizado del todo. No han podido contentaar, como ése era su deseo, a todos.

Todas las formaciones políticas que se han presentado, y por supuesto sus candidatos y los incluidos en sus listas, se han creido estar en posesión de la verdad. A menudo han hecho todo lo permitido, y en algunas ocasiones, hasta lo indigno por sacar adelante como creibles sus programas.

También nosotros, los ciudadanos de a pie ¿no hemos puesto nombre a esa tensión, latente en esos discursos, hablando de formaciones conservadoras y progresistas? El paso del tiempo nos ha ayudado, no sin una pizca de humor, a caer en la cuenta de lo ridículas y falsas que resultan muchas posturas, cuando de absolutizan y no entran en la estética de un diálogo constructivo.

Me parece que apenas han entrado durante ésa campaña en cómo se debería encontrar una "guión básico" para saber cómo afrontar las dificultades que actualmente asolan a todas las comunidades de esa Europa que surgirá a paartir de este Domingo 25 de Mayo del 2014.

DESDE MI CALLE que sigue siendo la calle de todos.





PASTORAL: SANTO DEL DIA





Juan de Prado, Beato Sacerdote y Mártir, Mayo 24

Sacerdote franciscano español, misionero y mártir en Marruecos.

Nació el Beato Juan de Prado en Morgovejo, en el reino de León, de una familia ilustre en toda España.

A los cinco años quedó huérfano, por lo que un sacerdote, movido a piedad, le envió a Salamanca para su educación; pero desaparecidos sus bienes por culpa de su tutor, bien pronto empezó a sentir gran fastidio por el mundo; y a los veinticuatro años abrazó el estado religioso tomando el hábito franciscano en la Provincia de San Gabriel.

Desde el primer momento se distinguió por su gran amor a la perfección, y, estudiada la teología, fue destinado a predicar y confesar, ministerios para los cuales estaba favorecido del cielo con dotes singulares. Estas ocupaciones no le impedían la presencia continua de Dios y el ejercicio de la santa oración, en la que concibió deseos de pasar a tierra de infieles para ejercer allí su apostolado, aunque todavía no era el momento oportuno. Mientras llegaba éste, se dio a la austera mortificación de su carne, ayunando todo el año, durmiendo en el suelo y macerándose con cilicios y disciplinas. A la mortificación exterior unía la del espíritu, obedeciendo a todos, hasta a los novicios, haciendo los oficios más humildes aun siendo Guardián de Badajoz y de Sevilla.


 A pesar de ser angelical, le levantaron una grave calumnia contra la pureza, que soportó en silencio sin defenderse, manifestando que sólo sentía el escándalo y el desdoro de la Orden. Bien pronto resplandeció su inocencia, y dadas todas las satisfacciones imaginables, fue nombrado Provincial en atención a su prudencia, a su severidad consigo mismo y su celo por la observancia.

Pudo conseguir, no sin graves dificultades, el permiso para trasladarse a Marruecos, para lo que obtuvo licencia de Urbano VIII, y en Mazagán se dedicó con gran celo a la evangelización de los soldados y demás fieles, que estaban muy abandonados en sus deberes religiosos.

Quiso salir de Mazagán para la capital, adonde iba destinado, pero se lo impidieron repetidas veces con pretextos de prudencia hasta que acompañado de otro fraile, el P. Matías, logró sus anhelos. Al llegar a las cercanías de Marrakech y ver a los esclavos cristianos, abrazóse a ellos, los consoló y les prometió dedicarse por completo a la atención de sus almas. Bien pronto tuvo noticia el Sultán de la llegada de los dos religiosos, y los hizo comparecer en su presencia. Al conocer el objeto de su venida, los encerró en un calabozo, cargados de cadenas. Venía con ellos un fraile hermano lego, a quien, como al P. Matías, había profetizado el beato Juan la próxima libertad después de morir él.

Los obligaron a moler diariamente muchos kilos de sal para fabricar pólvora, y cuando no terminaban la cantidad de labor señalada, les castigaban con palos. Sus cadenas no les impedían decir misa cotidianamente, enseñar y alentar a los cautivos y trabajar en la conversión de los paganos. Cuantas veces fue llamado a la presencia del rey, otras tantas dio respuestas dignas de los primeros mártires del cristianismo, tan claras y enérgicas, con tales razones, que parecían convencer o al menos confundir al rey.

Un día, por fin irritado del valor intrépido del santo, lo mandó azotar atado a una columna, y como no cesase de predicar la fe cristiana, el mismo rey le dio un fuerte golpe en la cabeza con su cimitarra. Después lo asaetearon y, como aun tuviera vida, después de darle muchas puñaladas, lo echaron en una hoguera para quemarlo vivo. Allí lo remataron a pedradas, rompiéndole el cráneo de un cruel hachazo.



Sus venerandos restos fueron traídos a España por sus compañeros, y recibidos con gran honor en Sanlúcar de Barrameda por el duque de Medina Sidonia, siendo trasladados años después a Santiago de Galicia.

Sufrió el martirio el 24 de mayo del año 1631, a los sesenta y ocho años de edad.

Glorioso por los milagros que obraron sus sagradas reliquias, lo beatificó Su Santidad Benedicto XIII, siendo venerado como patrón y protector de las misiones franciscanas de Marruecos.